El entierro de Mozart

entierro de Mozart, grabado de Pierre Vigneron

Debe ser por mi edad que la noticia me interesó primero y me incitó a leerla después con detalle y me inquietó y dejó impresionado. Según el Colegio profesional de la provincia, mensajero de la noticia a través de un e-mail rutinario, 16 colegiados habían fallecido en el último año, o sea 16 colegas en una provincia pequeña, casi todos conocidos al menos de oídas y algunos bien conocidos por mí, compañeros de la facultad o del trabajo durante años, y de ellos casi el 40% más jóvenes que yo, qué fuerte no ? . Me acordé de mi padre qué aún no  siendo tan mayor, en sus 70 y pocos años solía comentar cómo sus mejores amigos y conocidos iban desapareciendo. Y más interesante aun eran ciertos detalles de la noticia como la circunstancia de que no todos los fallecidos eran reseñados por igual. Se señala en todos: nombre, apellidos, edad, especialidad profesional y fecha de fallecimiento, pero algunos eran destacados por sus puestos o títulos honoríficos en el Colegio, medalla de oro, premio especial, etc., con referencias en algunos casos a la esquela que en su día pudo haber enviado la familia al Colegio o en otros a entrevistas realizadas por el propio Colegio en su revista. Una manera singular de señalar las diferencias que siempre pretende mantener la sociedad en la valoración de las personas mientras viven e incluso después de muertas. Aunque esas diferencias intenten obviar en muchas ocasiones el comportamiento vergonzoso de algunos, como es el caso de alguno de los destacados en el correo de referencia, conocido por su incompetencia, irresponsabilidad y comportamiento deshonesto. Nada que ver las reseñas de esos colegas fallecidos con la realidad de lo que fueron y no tanto por los méritos inexistentes que reconoce en algunos como sobre todo por aquellos que ignora en otros que yo bien conozco. Muestra en todo caso de la vanidad, corporativismo o juicios endogámicos tan habituales en nuestra sociedad, sobre todo en aquellas sociedades más pequeñas y cerradas socialmente. Juicios por lo demás habituales en todo tipo de sociedades, que de ninguna manera hacen justicia al talento, bondad y comportamiento demostrado por los individuos a su paso por la vida . Me viene a la memoria la injusta muerte y entierro de Mozart cuya versión romántica aparece en un grabado de Pierre Vigneron “el entierro del pobre” que dicen que Beethoven llevaba siempre consigo, probablemente como reconocimiento a Mozart que murió en la pobreza que Beethoven tanto temía.

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